Instalado dentro de los mejores jugadores del planeta, Diego Schwartzman no para de crecer


Entre chiste y chiste, Diego es el rey de la escena de la Laver Cup. Es su reconocimiento, estar entre los grandes. Desafiando prejuicios, elevando la vara, convirtiéndose en una fuente de inspiración tan enorme, tan sana, tan Schwartzman.

 

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Con ustedes, mi gemelo, John Isner. #schwartzman #lavercup

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Hay tanto que aprender de este pibe que vendía pulseras de goma en los nacionales, que estudiaba con mamá a cuestas, que tenía una ilusión a prueba de balas. Diego, tal vez no sea la figura convencional del jugador modelo, pero es el modelo al cual la mayoría de nuestros jugadores deberían seguir.

No es casualidad tampoco, la irrupción de Chela, en su vida tenística, que juntamente con Leo Olguin lo co-entrenan. Porque Chela tenía algo que Diego también tiene. Aman lo que hacen, disfrutan del juego, de los hoteles, de los viajes. Mientras otros se quejan, ellos siempre lo vivieron como un regalo. Y quien puede no dar lo mejor de si, cuando la vida te regala tanto talento.

Una de las mejores devoluciones del planeta, grandes piernas, buenos impactos, la humildad de los buenos y el coraje de los atrevidos. Posee cualidades técnicas, casi únicas dentro de los cien mejores del planeta, explotadas a todo su potencial. Su espalda está más ancha, su imagen está ahí, en el medio de Nueva York impresa en un mural, que agiganta su sombra hasta perderse en las carteleras de Broadway.

El tenis argentino, debe celebrar la actualidad de Diego. Porque los buenos no dicen, sino hacen, porque los gigantes no se miden en centímetros, mientras su corazón sea tan grande como una cancha de tenis. Porque tal vez, el nunca soñó en lo que se está convirtiendo: Un ejemplo para todos.