Los deportistas saben cuando es tiempo de decir basta. Puede ser porque ven que sus pasos están un tiempo más lentos que los de los demás. Puede ser porque tienen lesiones que no pueden superar. O porque no tienen más ganas de viajar, de competir, etc.

Pero lo saben.

En las dos últimas semanas, dos grandes tenistas dijeron adiós al tenis profesional para siempre.

En Estocolmo, la semana pasada, Jarkko Nieminen vivió una despedida muy emocionante, perdiendo en la primera ronda frente a Nicolás Almagro a pesar de haber tenido dos puntos de partido. El zurdo finlandés de 34 años tal vez nunca ganó nada grande a lo largo de su carrera (su mejor ranking fue el número 13 del mundo en 2006), pero dejó su marca en el circuito ATP por su gran profesionalismo y su ética de trabajo sin fallo. Ser un grande no siempre significa ser campeón de Grand Slam o ser número uno del mundo, y Nieminen lo mostró durante sus años en el Tour.

Este jueves fue el turno de Flavia Pennetta, quien había anunciado su retirada del tenis justo después de ganar su primer, y último, Grand Slam, en el U.S. Open. En las Finales WTA, la italiana de 33 años necesitaba sólo un parcial para clasificarse para las semis, pero no se dio y el triunfo de Maria Sharapova por 7-5 y 6-1 marcó el fin de la carrera de Pennetta, quien tuvo el mejor ranking de su carrera luego de ganar el U.S. Open al quinto puesto y también fue número uno del mundo en dobles en 2011, unas semanas después de ganar el Australian Open junto a Gisela Dulko.

Tanto Nieminen como Pennetta supieron que era tiempo de decir adiós al tenis. Y lo hicieron a su manera.

Lo único que podemos hacer es agradecerles por los buenos momentos y desearles todo lo mejor en lo que viene.