Una de las revelaciones del año a horas de debutar en Roland garros.
Franco fue figura a los 14 años, estuvo sin perder partidos casi una temporada completa. Luego su tenis no creció en la medida que se preveía. Se insertó rápido en los torneos futuros pero no tuvo resultados destacados hasta que en el 2014 alcanzara su primer final ya con 21 años.
A partir de ese momento empezó a crecer, ganó 9 futuros en singles y 38 en dobles, 3 Challengers, el último hace pocas semanas en Roma. Adoptó la nacionalidad italiana, y eso le dio la estabilidad económica que Argentina no le brinda a los jugadores de “segundo pelotón”. Al día de hoy Franco es #11 de ese país ubicado #155 del mundo y tu tenis no para de crecer.

Con un gran servicio, buenas variantes de efectos y una facilidad para atacar la red, fue ganando consistencia a su potencia natural y hoy es un jugador maduro y asentado en el circuito de Challengers.
A pesar de jugar con otra bandera, vive y piensa como argentino. Muchas veces tratamos de olvidarlo, por el dolor natural que nos causa ver a nuestros jugadores irse a jugar para otro país. Pero el está ahí, y mucho mérito tiene nuestro país también.
No sabemos a quien irán dedicados los futuros triunfos, pero su Córdoba siempre va a estar más cerca que Italia.