Tejer un pulóver al crochet, jugar a la canasta mientras disfruta de una empalagosa torta y hacer aqua gym con un grupo de jubilados, no son las actividades corrientes de Gail Falkenberg. Esta «abuelita» estadounidense de 69 años decide ocupar la mayor parte de su tiempo jugando al tenis, deporte en el cual compite profesionalmente, y donde hace unas semanas venció a una chica de 22 años y enfrentó a una ex-número uno del mundo Junior medio siglo más joven que ella.

Hasta los treinta y tantos años, Gail Falkenberg jamás había tomado una clase de tenis. Es decir que la vecina de Ocala, una pequeña ciudad de la Florida, reconocida en todo el globo (?) como la capital mundial del caballo, nunca tuvo que sufrir el interminable canasto de pelotas para perfeccionar un golpe. Tampoco tuvo que practicar los diferentes efectos del servicio ante la penetrante mirada de un entrenador que reclama mayor flexión de las rodillas. El camino de la señora Falkenberg no fue el convencional. Recién en 1985, cuando tenía apenas 38 años, disputaría su primer torneo profesional. A los 43 se retiraría, pero antes habiendo alcanzado el puesto 360° del ranking WTA.

«El Australian Open de 1988 probablemente haya sido el highlight de mi carrera tenística. Aquel año compartí el vestuario con Chris Evert, Martina Navratilova y Steffi Graf. Haber ganado una ronda fue tremendo», le cuenta a BATennis sobre el único Grand Slam que disputó, donde logró avanzar una rueda de la clasificación.

Previo a su incursión en el tenis de alto nivel, en los sesenta, en la Universidad de California de Los Ángeles, Falkenberg conformó el equipo de tenis y se graduó de Licenciada en Arte y también realizó una Maestría en Bellas Artes. Luego, durante quince años, desarrollaría su carrera laboral dentro de la producción audiovisual. «Después de todo eso, nada más que tenis. Es por ello que tener éxito a tan alto nivel significa muchísimo para mí», relata Falkenberg, quien, de 1991 a 1999, entrenó a hombres y mujeres de la Universidad Central de Florida, en Orlando.

Pero la historia recién está tomando temperatura, cuatro veranos atrás decidió que el mote de tenista retirada no era el indicado para una señorita de su edad y volvió a la actividad profesional disputando Women’s Circuits – el equivalente a los Futures de los hombres – a través del ingreso que le otorgaba su ranking nacional de la USTA.

«Me sigue gustando. El tenis me mantiene joven», comenta unos días después de haber terminado una racha de 35 derrotas consecutivas, su última victoria había sido en 1998. El domingo pasado en el Women’s Circuit de Pelham, en Alabama, superó contundentemente a su compatriota Rosalyn Small, de 22 años, por 6-0 y 6-1. «Pensé que ella podía llegar a tener problemas con mi juego de efectos y finalmente los tuvo. Estoy muy satisfecha de haber ganado de esa manera», aclaró Falkenberg sobre aquel match.

Cuando habla sobre su juego de efectos se refiere a los estilos de saque que ejecuta: de arriba (a lo socia dominguera de un club palermitano) o de abajo, parecido a uno de ping pong. También, todos sus golpes son con mucho slice, efecto que hace que la pelota se deslice sobre la superficie y el pique sea bajo. Además, su vestimenta, al igual que su estilo de juego, ejerce un anclaje con el pasado. Falkenberg juega toda vestida de blanco, de los pies hasta la cabeza. Zapatillas, medias tubo que apenas dejan ver sus rodillas, un pantalón corto amplio, chomba y gorra. Todo inmaculado y al mismo tono.

La alegría de volver a sentir la satisfacción del triunfo después de dieciocho años hizo valer todos aquellos entrenamientos sobre arcilla y cemento en el (Ricky(?)) Fort King Tennis Center. Ahora tocaba medirse ante Taylor Townsend, actual 389° WTA, ex-líder del ranking junior en 2012 y promesa del tenis estadounidense. «Me encantó haber jugado con alguien tan buena como Taylor. Pude ver qué partes de mi juego funcionaron y cuáles otras debo seguir trabajando. Uno solamente puede aprender jugando en el alto nivel», señalaba Falkenberg luego de haber perdido previsiblemente por 6-0 y 6-0, en 36 minutos de partido, en el cual sólo ganó doce puntos.

Sin importar este resultado, en el círculo íntimo de este tipo de torneos manejados por la Federación Internacional del Tenis (ITF), Falkenberg es conocida como «The Legend» (La Leyenda). El elogio de sus colegas le llegó a través de Keri Wong (921° WTA), otra tenista estadounidense de 26 años, quien alimentó el ego de esta veterana luchadora.

A pesar de su particular palmarés, Falkenberg de ninguna manera pierde el optimismo y apunta alto para lo que resta de su juvenil carrera. «Mis objetivos son ganar dos partidos seguidos en el circuito, mejorar y ganar cuando tenga setenta años», cierra ilusionada “The Legend”.

El día que Gail Falkenberg casi le gana a Jennifer Capriati

En un evento preclasificatorio para Big Amelia Tournament – torneo que solía integrar el circuito profesional – donde la ganadora obtendría un wild card para el cuadro principal, Falkenberg enfrentó a Jennifer Capriati. Por ese entonces, la ex-número uno del mundo tenía 13 años y, según nuestra veterana protagonista, venía de ganar el campeonato nacional para menores de dieciocho años. Finalmente, en aquel match disputado en Orlando, Falkenberg perdería 7-6 y 6-4, pero tiene grandes recuerdos. «Para mí era el segundo partido del día, porque esa mañana había vencido en tres sets a la jugadora número uno de la Academia Bollettieri. Estaba cansada, pero probablemente haya sido la mejor jugadora contra la que he jugado.»

(Foto: John Rockett/WBMA-TV)