Los 10 minutos más mágicos de la historia de BATennis.


Antes que nada, lo primordial: «River está ante todo. Ahora que estoy retirado estoy disfrutando mucho, sobre todo este momento actual, junto a mi familia. Siempre le agradezco a Ramón Díaz y a Marcelo Gallardo, en especial a él. Mis hijos nacieron cuando empezaba la mejor época de River y disfrutar de los campeonatos ganados con ellos y abrazarnos todos juntos no tiene precio». Escapando de las raquetas por un rato, Guillermo Coria quería dejar en claro que, además del tenis, el club de sus amores también le lleva a poner su pasión por fuera del deporte que lo marcó para siempre. Es esa palabra, pasión. La pasión. El Mago que supimos disfrutar en el circuito, ahora pone en práctica sus mejores recursos en su nuevo rol, dentro de la Asociación Argentina de Tenis, con esa característica que, además de permitirle disfrutar de su querido River Plate, la convierte en un motor para la vida misma. Sin temor a ser reiterativos, es esa palabra: pasión.

«El esfuerzo y el laburo de Agustín (Calleri), Zabala (Mariano Zabaleta), Vasallo, Jaite, entre otros, es admirable y eso te contagia. Muchos dudaban de nosotros cuando estábamos con la campaña para llegar a la Asociación, pensaban que no íbamos a estar nunca o que no sabíamos lo que hacíamos. Y eso nos dolía, porque sabíamos internamente que teníamos compromiso. Ahora estamos trabajando de domingo a domingo sin feriados, terminando a altas horas de la noche porque siempre hay un problema que resolver y preocupándonos por los chicos. Yo apoyé siempre al tenis argentino, desde cuando estaba lejos y con una Asociación que nos dejaba de lado, y ahora estando dentro estoy mucho más involucrado. Mientras me de la energía y las ganas, dos cosas que heredé de mi viejo, voy a estar siempre apoyando al desarrollo del tenis».

Por un momento, la Legión se materializó en el semblante de Guille. En los pasillos del Buenos Aires, los fantasmas de aquella época dorada del tenis argentino sobrevuelan las tribunas desde tiempos ya remotos, pero de difícil olvido. El Mago, parte vital de la armada argenta en los comienzos del nuevo milenio, ahora dedica alma y corazón para formar a los próximos legionarios, que con la venida de una nueva década, busca levantar los cimientos necesarios para salir al mundo y hacerle frente.

«Cuando arranqué con el programa Nuestro Tenis tuve a muchos de los jugadores que ahora están en los primeros planos en las categorías de 13 y 14 años. Y lo que ahora ya son más grandes también los conocía. Esto va de la mano con todo el esfuerzo que viene haciendo la Asociación. Las mujeres también están teniendo muy buenos resultados, estamos trabajando muy fuerte con el tenis femenino. Desde Gaby Sabatini hasta el que sea estamos apoyando el tenis cada uno a nuestra manera, estando presente con acciones. Creo que en 4 o 5 años se van a ver grandes resultados con todo lo que estamos haciendo. Y si fuimos potencia con un trabajo bueno pero no tan fuerte en su momento, creo que deberíamos ser protagonistas aún más todavía tanto en mujeres como en varones». 

Nuestro Tenis comenzó de la mano de Coria y con la anterior dirigencia de la Asociación Argentina de Tenis fue tomando forma como programa de «cazatalentos» que recorría las distintas regiones del país en busca de jóvenes baluartes del tenis argentino que, por falta de recursos económicos y otras dificultades, se les hacía imposible hacerse ver. El compromiso del Mago con las distintas federaciones resembró ese sentido de pertenencia suyo para con el interior argentino: «Con el programa Nuestro Tenis visité casi todas las provincias. Yo que soy del interior me gusta estar con los chicos de distintas regiones. Ellos ven a Buenos Aires como algo imposible. También me gusta estar cerca de los chicos que no tienen ranking. Al ser un país muy grande y el tenis un deporte costoso, hay muchos jugadores que tienen condiciones pero que no tienen ranking. A los 13 o 14 años se pierden y se van a practicar otro deporte. Está bueno detectarlos a tiempo, hacer un seguimiento, charlar con los entrenadores y los padres. Estoy muy feliz con el rol que me toca con el tenis del interior».

Su carrera y el partido contra Nadal en Roma 2005

Yendo un poco más atrás en el tiempo, Coria hace la a veces necesaria catarsis, desentierra recuerdos, vuelve a imaginar esas batallas sobre polvo de ladrillo que lo catapultaron a la fama. Dentro de ese repertorio, la final del Masters 1000 de Roma 2005 contra un Rafa Nadal que hacía sus primeras armas en el circuito, es algo que aún tiene muy presente. Además, deja una muy sabia reflexión sobre lo que pudo haber sido su carrera.

«Sentía que estaba jugando mal en ese momento. Me la agarraba con mi entrenador. Esas son las cosas de las que me arrepiento en mi carrera. De no haberme querido un poco más. Valorarme un poco más y no haber sido tan exigente conmigo mismo. Me arrepiento de no haber disfrutado del todo. Quizás me hubiera ido un poco mejor si me valoraba más. Fueron muchos momentos. El partido con Nadal en Roma, contra Agassi en Roland Garros o la gira que gané tres torneos seguidos (2003). Muchísimos años después empiezo a valorar las cosas que logré y no putear tanto con las que no pude conseguir».

«El tenista es muy malo con uno mismo. Siempre estás enojado por algo, nunca estás al 100%. Siempre te pasa algo. Encima dependes de que tu cuerpo esté sano. Siempre estás con algún problema. Con la cabeza a mil».

La Legión y la importancia de David Nalbandián

«Aprendí mucho de él. Siempre detectaba los puntos importantes de cada match. Sabía leer muy bien los partidos y sabía cuándo apretar el puño, cuando gritar un «¡Vamos!», cuando acelerar, cuando concentrarse o hasta cuando relajarse. Cuando jugábamos entre los dos era un partido de ajedrez. Nos conocíamos de memoria. Salían partidos muy parejos y cuando estábamos sin ritmo, nos buscábamos para entrenar. Y con un peloteo de solo 5 minutos ya arrancábamos».

«El revés paralelo hace mucha diferencia siempre y cuando sepas como y cuando tirarlo. Gastón (Gaudio), Guga (Kuerten) y muchos otros que llegaron a estar prendidos arriba en el ranking manejaban muy bien ese golpe. Nadal lo tuvo que mejorar muchísimo. El pega el salto definitivo cuando sus oponentes no le encuentran el hueco en el revés. Mismo Federer, que pegaba todo con slice y cuando mejoró ese golpe empezó a ser más sólido. Djokovic también y ni hablar de Agassi. A parte te abre más la cancha y por el lado de la derecha te juegan poco. Si estás sólido con ese golpe y sabés buscar los espacios, podés hacerle frente a los mejores jugadores».

Nombramos a André Agassi, quizás la debilidad del Mago. Admirador del tenis del estadounidense, Coria también no puede eludir su contemporaneidad con el Big Three: «Siempre me gustaron Agassi y el Chino Ríos, por sus locuras dentro de la cancha. Luego haber enfrentado a André en Roland Garros, en la cancha más linda del mundo y ganarle fue muy fuerte. De igual manera, no podés dejar de nombrar a Djokovic, Federer y a Nadal. Crecí con ellos. Tuve mucha suerte en mi vida».

Desde el lugar que sea, Guillermo emana y difunde el tenis, sobre todo el argentino, ese al cual hay que quererlo mucho, cuidarlo y saber llevarlo. Coria, más todas las leyendas de la Legión que empujan para adelante por el bien de dicho deporte en el país, reflejan la pasión que tenemos que sentir todos. Vayamos. No dejemos de ir.