A pesar de haber sido campeón ocho veces en Montecarlo, a pesar de ser el mejor jugador de la historia sobre polvo de ladrillo.

A pesar de ser una de las leyendas más grandes del tenis, Rafael Nadal no se escuda en el pasado, no se camufla en sus títulos.

En cambio, se concentra en algo que para él y su grupo es un problema hoy: recuperar las sensaciones adentro de la cancha.

Recuperar ese instinto asesino que lo caracteriza. Volver a transformarse en la Bestia.

«No tengo presión este año. No soy el favorito para nada. Estuve jugando peor que el resto de mis rivales directos. La presión esta vez no es para mí. Llego a Montecarlo con una única motivación: hacer las cosas mejor de lo que las vengo haciendo. La misión más importante para mi ahora es volver a sentirme bien en la cancha. Estaba mejorando semana tras semana antes de llegar a Miami, pero ahí jugué mal. Si soy capaz de encontrar la confianza, de reencontrarme con mi tenis en polvo de ladrillo, eso va a volver las cosas mucho menos difíciles. Estoy trabajando para volver a jugar bien lo antes posible. Si pensara que no soy capaz de hacerlo, no estaría aquí. Si estoy acá es por que todavía tengo la emoción, la pasión y la motivación para seguir jugando al tenis.»

– Rafael Nadal