Gana en Lyon y se convierte en el jugador más ganador en clay del año.


Hasta la semana pasada Stefanos Tsitsipas era un aspirante a convertirse en un gran jugador. Su destellos en el circuito, podían resumirse en algunos títulos, más finales perdidas que ganadas y un enorme potencial. Una radiografía que ya habíamos visto en jugadores como Grigor Dimitrov.

Pero los planes del griego, fueron claros desde comienzos de temporada; «ganarle a Nadal en Roland Garros». En esa búsqueda desesperada de tener un lugar entre los tres mejores del mundo, debía ganar en la única superficie donde Djokovic y Mevdevev parecen mermar un poco su paso, y en donde solamente tiene un rival, que es Rafael Nadal.

En el mientras tanto hizo todos los deberes de forma correcta: comenzó ganándole al español en el Abierto de Australia y acumulando triunfos; nueve, hasta llegar a la final de Barcelona, y derrocando a todos los jóvenes aspirantes sin repetir y sin soplar: Karatsev, Garin, Davidovich, Rublev, Sinner, Aliassime, de Minaur y Munar.

Hoy es el jugador que más triunfos tiene sobre polvo de ladrillo en el 2021 (16), dos títulos (Lyon y Monte Carlo) y una final (Barcelona), además es el #1 de la Race. Nada mal para el que se puso en la fila para destronar al rey.

Tsitsipas parece sacado de una maquina del tiempo. Su pelo desordenado y tu tenis ochentoso, de tiros largos y gran soltura. Casi no hay jugadores como el en el circuito y eso es muy bueno. Con el agregado de que todavía puede incorporar muchos recursos que no maneja eficientemente como el revés con slice y los ángulos cortos.

Posiblemente si hubiera contratado a un entrenador con más ruedo en el tour, Stefanos ya habría ganado algún Grand Slam. El año pasado fue él mismo y coqueteó con Gustavo Kuerten, aunque nos dejó un poco con las ganas de ver una dupla que tenísticamente se hubiera amalgamado a la perfección.

Hoy ganó con la jerarquía que aspira a tener, venciendo al ascendente Cameron Norrie por un doble 6-3 6-3 en la final de Lyon y lo pone a tiro para Roland Garros. ¿Será Nadal quien lo pare?