La tenista mediante una carta para CNN expreso el drama que vivió luego del nacimiento de su hija, el cual casi la lleva a la muerte.


Históricamente, Serena Williams es la máxima ganadora de Grand Slams de la historia del
tenis femenino con un total de 23 coronas, obteniendo este record en el Abierto de Australia del 2017. Al tiempo de la consagración, se da a conocer que en dicho torneo la tenista estadounidense lo logra estando embarazada de 8 semanas. Una completa locura.

Problemas inesperados

Al pasar los meses Williams fue madre por primera vez a principios de septiembre, lo cual
no fue lo mágico que pudo parecer. Su hija nace por una cesárea de emergencia debido al
bajo ritmo cardiaco durante las contracciones. “Tener a Olympia en brazos fue la
experiencia más increíble que he sentido en mi vida, pero lo que sucedió pasadas las 24 horas del parto fueron 6 días de incertidumbre total. Fue una pesadilla” contó Serena.

Tras el parto, feliz por el resultado del mismo, la menor de las hermanas comienza a sentirse mal y avisa, sin esperar un segundo, a los médicos que estaba sufriendo una embolia pulmonar.

Conociendo sus antecedentes, ella misma expresa su miedo constante por esta enfermedad, la cual no la deja respirar con tranquilidad y la obligó a pasar sus primeras 6 semanas de maternidad en la cama.

“El corte de mi cesárea se abrió por la intensidad de mi tos debido a la embolia. Regresé a la sala de operaciones donde los doctores encontraron un bulto de sangre coagulada en mi abdomen” declaró Serena en su columna.

Se esperaba su regreso a las canchas en el primer Grand Slam del año para su defensa del
título, pero la tenista de 36 años prefiere reaparecer en el circuito junto a su hermana
defendiendo los colores de su país, disputando el dobles de la serie entre EEUU frente a
Holanda, en la Fed Cup.

Fotografía principal: ElPais.com