La consagración en Madrid y la búsqueda del número uno.


Hace dos años Carlos Alcaraz ingresaba al Top-100 luego de ganar el Challenger de Oeiras en Portugal, para ese entonces era el discípulo del ex #1 del mundo Juan Carlos Ferrero, pero poco tardó para que su nombre crezca de una forma significativa. En septiembre del 2021 ganaría su primer título en Umag y un mes más tarde alcanzaría los cuartos de final del Abierto de los Estados Unidos y a posteriori el título en las Next Gen Finals.

En su segundo año completo en el circuito, ganaría cinco títulos, un Grand Slam, dos Masters 1000, dos ATP 500 y un 250, y alcanzaría el #1 del mundo en el mes de septiembre. El jugador con más victorias en sus primeros ciento cincuenta partidos ATP, el número uno más joven de la historia.

Alcaraz asombra por su madurez, sencillez y cordialidad. Aunque por momentos parece que su sequito lo cuida como una bailarina del Bolshoi. Su intensidad esta fuera de los límites razonables, y su mejora es continua, hasta parece un auto de fórmula uno, arreglando desperfectos para la próxima carrera.

Entre sus armas más visibles, están su derecha cruzada, el drop milimétrico y su gran saque con kick. Entre sus debes, está seguir mejorando su revés y dosificar ese torbellino que genera en la cancha y que por momentos suele arrástralo a él también.

Llega a Roma a cinco puntos del número uno del mundo, Novak Djokovic, que entre lesiones y principios antivacunas parece atentar solito contra su carrera dejando a Carlos el futuro del tenis. El serbio defiende 1360 puntos, que incluyen el título de Roma y cuartos de final de Roland Garros, mientras que Alcaraz solamente defenderá 360 de los cuartos de final del pasado del Grand Slam francés.

En la altura de Madrid, sacando la primera ronda con Emil Ruusuvuori, Alcaraz no tuvo contratiempos hasta llegar a final, en donde lo esperaría Jan Lennard Struff, el alemán, de 33 años que jugaba su primer final de Masters-1000. Con un planteo muy agresivo, Struff decidió sacarle totalmente la iniciativa y por momentos del segundo set domino el partido a su voluntad.

El tercero fue todo para Carlos Alcaraz, mucho más suelto y utilizando más el drop shot y más asertivo con los passings shots, fue inclinando la balanza a su favor hasta finalizar la faena por 6-4 3-6 6-3. En España se convirtió en invencible y en el mundo pareciera que también.