Carlos Alcaraz campeón del ATP500 de Barcelona. 


 

Pocos meses atrás, previo a la explosión del murciano, la incógnita sobre quién podría tomar la lanza de la era post Big 3 era una incógnita. Con Daniil Medvedev como máximo candidato, pero que no terminaba de satisfacer a algunos fanáticos del tenis por sus golpes “antiestéticos” o por su bajo nivel en polvo de ladrillo. Y con Alexander Zverev y Stefanos Tsitsipas que no podían materializar sus grandes aptitudes tenísticas por la falta de fortaleza mental.

En los primeros meses de 2022, el español de 18 años era una simple promesa que ilusionaba a largo plazo. Sin embargo, su gran presentación en Rio, entre otros torneos, cambió ese futuro “lejano” a “cercano”, pero las opiniones quedaban estancadas en su edad: “Todavía es muy joven”.

No obstante, su irrupción en las semifinales del Masters 1000 de Indian Wells y el posterior título en Miami desplomaron toda teoría construida y quedó en claro que el futuro ya había llegado.

Esta semana, en el ATP 500 de Barcelona, Alcaraz confirmó nuevamente que su edad no era un obstáculo para sus objetivos. Como local en su propio país, conquistó el Conde de Godó tras vencer 6-3 6-2 a su compatriota Pablo Carreño Busta.

Ya dentro del Top10 y 2° en la Race a Turín gracias a los tres títulos que obtuvo en 2022, el nivel y, sobre todo, el enfoque hacen imposible que su grandeza siga opacada por su fecha de nacimiento. Porque Carlos Alcaraz Garfia nació para ser rey.