La transformación del jugador que ganó dos Challengers seguidos y parece no tener techo.


La primera imagen que viene a mi mente, no es la del ganador de dos torneos Challengers en forma consecutiva, ni la del #213 del mundo. La foto grabada en mi cabeza, es la de un chico de Mar del Plata, que comía solo en la punta de la mesa en el Cenard; que era pícaro para jugar, que defendía y corría como los dioses pero que era limitado a la hora de ser agresivo, tal vez por no tener un golpe decisivo.

Se puede decir que ese chico hoy ya no existe. El pasado domingo Francisco Comesaña, “Come” o “El Nene”, ganó su segundo torneo Challenger a Mariano Navone por 6-4 6-0 en el Tenis Club Argentino; y su tenis parece haber adquirido un vuelo y una evolución sorprendente. Su juego de piernas es buenísimo, y a pasado de jugar en defensa a tener un neutro muy sólido, quitándole permanentemente tiempo a sus rivales.

Del otro lado del alambre, Facundo Arguello, su entrenador, quien fuera una prometedora estrella desde junior y que arañó el Top-100 en el 2014, le ha dado a “Come” algunos de sus trucos, como la derecha invertida corta inside-in o ese paso casi de boxeo que era muy de Facundo y hoy ya es parte del arsenal de Comesaña.

A pesar de que su andar en torneos futuros es muy bueno desde hace tiempo, no hay antecedentes cercanos de que un jugador haya ganado dos torneos Challengers en forma consecutiva en Argentina. Francisco Comesaña está escribiendo su historia día a día. Una historia que está llena de sacrificios, de hallazgos y de evolución. Una historia que dice que a veces la gente buena gana.