Lo difícil no es llegar, sino mantenerse.
Wilson ya era líder del rubro cuando lanza de la mano de Jimmy Connors y Cris Evert en 1983 la PROSTAFF Original; raqueta que tuvo una gran aceptación, pero ni Evert ni Connors pudieron ganar un Grand Slams con ella. En ese entonces el mercado estaba liderado por Prince.

En 1991, se relanzaría una nueva versión de su clásico con el nombre de PROSTAFF 6.0 y comenzarían a competir con su línea PROFILE (perfil ancho) por el público masivo. Wilson contaba con #1 del mundo del momento Stefan Edberg, la prometedora estrella Pete Sampras que había conseguido el Abierto de Estados Unidos en 1990 y Jim Courier que sucedería al sueco en la cima del ranking, todos jugando con la misma raqueta.
Pero el gran golpe lo haría con la PROSTAFF 6.1si. Una versión más usable de la 6.0, con un aro un poco más grande 95in. y una sensación a la mano un poco más amigable. La PROSTAFF 6.1 fue la raqueta más utilizada en el tour por aquellos años.

La marca americana tenia dos familias de raquetas, las PROSTAFF, con peso sobre el grip y las Hammer, raquetas más orientadas al jugador de fin de semana, son peso sobre la cabeza. En este intento de ganar el mercado masivo, da el segundo golpe, con la Hammer 5.2. Esta raqueta, le significó a la firma entrar nuevamente en el mercado femenino (la usaba Conchita Martínez y Lindsay Davenport).

El primer y casi único desacierto de la firma, fue cambiar las matrices de sus aros, para la línea que lanzaría a mediados de los noventa (HYPER CARBON). Solamente un modelo (HYPER PRO STAFF 5.2, utilizada por Justine Henin) los salvó de la tragedia que les sacó por algunos años el podio mundial, esta vez a manos de HEAD. Volviendo a la senda ganadora con la Hyper Carbon 6.1 (raqueta con la que Gastón Gaudio ganaría Roland Garros).
Los años de Sampras, le dieron prestigio a la marca pero no ventas. Pero el crecimiento de Wilson Tennis a nivel global no tardaría en llegar. Roger Federer, vendió las raquetas que ni Sampras ni Courier pudieron, en una versión de aro 93in y en diferentes cosméticas.
Con distintas denominaciones, pero manteniendo las mismas raquetas, Wilson siguió el camino marcado por sus modelos más exitosos, 6.0, 6.1 y la 5.2. Hasta llegar a tener siete versiones de las mismas raquetas. Para que cambiar.

Habían aprendido la lección, pero al poco tiempo trajo al mercado una raqueta que circulaba entre los jugadores hace tiempo que era la BLADE. Así aparecía por primera vez en muchos años una nueva familia en la dinastía de Wilson. La línea BLADE, se lanzó al mercado para competir directamente con la HEAD RADICAL, pero encontró algo más que eso. De hecho, no pudo reemplazarla, pero creó un publico muy fiel, que buscaba una versión de la 6.1 que se adapte al juego de revés a dos manos.
En el 2004, la guerra declarada era contra Babolat. Para ese entonces las estrategias del mercado habían cambiado, la modalidad era producir raquetas bajo la misma matriz con diferente peso, patrón de cuerdas y balance. Así nace las denominaciones L (Ligth) o el patrón de cuerdas 16×18.

Siempre siguiendo los pasos de Federer, Wilson incorpora una nueva raqueta diseñada nada menos que para su majestad la ProStaff 97 RF, un paso intermedio entre la six.one y la BLADE 18X20. Hoy la marca americana sigue manteniéndose en el podio de las tres mejores compañías de raquetas, posición que ocupa desde los años 70´s.